jueves, 27 de junio de 2013

Observar, aceptar y meditar las situaciones.

Cuando actúas con temor a cómo reaccionarán otras personas, cuando temes lo que sucederá y sufres por si las cosas no serán como te gustarían que fueran, son signos de cómo tus deseos y expectativas te atrapan en la frustración y el dolor, consumiendo mucha de tu energía emocional y mental. Cuando te agotas mental y emocionalmente, no puedes decidir con claridad y todo te influye. Revisa tus deseos y expectativas, tus recuerdos y proyecciones, y aprende a aceptarlos tal y cómo son.

Hay situaciones que te hacen sufrir y tienes que decidir: dejar la situación, aceptarla o cambiarla. Hacerte preguntas positivas te ayudará a superarla: "¿qué me está enseñando esta situación?", "¿qué es lo que puedo mejorar en mí?".
Estas preguntas generan respuestas positivas de amor, generosidad, perdón, tolerancia, paciencia y aprendizaje. No te hagas preguntas que incrementen tu malestar: "¿porqué me ha ocurrido a mi?", ya que te provocarán ansiedad, rechazo, odio o agresividad.

Observa la situación, pero no te apegues a ella. Acéptala. Si la aceptas, tendrás el poder de cambiarla y tu visión hacia ella cambiará a otra mejor. Meditando fortaleces tu capacidad creativa de responder de forma positiva ante las situaciones, ya que tu mente se calma, se refresca e incrementa la claridad para decidir adecuadamente sin influencias externas.

Relájate y respira hondo. Observa la escena que te causa sufrimiento sin implicarte. Piensa: "yo no soy esta situación, me separo de ella, calmo la mente". Piensa: "nada es permanente, todo pasará. Ahora, como creador de mis pensamientos, relajo la mente con el pensamiento: SOY CAPAZ Y GENERO PAZ". 

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