miércoles, 19 de junio de 2013

Aprende optimismo

No todas las personas son optimista por naturaleza, pero incluso el optimismo puede aprenderse.

Martin Seligman, en su libro "Aprende optimismo", enseña un método para aprender a valorar el agua que contiene el vaso que en lugar de "medio lleno", vemos "medio vacío". Es una técnica sencilla pero que requiere práctica, esfuerzo y paciencia. Puede emplearse en cualquier momento en el que se detecta un pensamiento pesimista que parece poco realista o exagerado. Se compone de 5 pasos:


  1. ADVERSIDAD. Describe el error o fracaso que ha desencadenado el pesimismo: "Me presenté a un trabajo y me han rechazado. Ni siquiera me han llamado para hacer la entrevista".
  2. CREENCIAS. Toma nota de las creencias negativas que desencadena esta situación: "Se habrán reído de mi curriculum. Soy un desastre y siempre lo he sido. No se para que me presento si no valgo. Nunca conseguiré trabajar en lo que me gusta". 
  3. CONSECUENCIAS. Observa las consecuencias de tus creencias negativas: "Me siento deprimido y humillado. No quiero presentarme más a otro trabajo para que me rechacen". 
  4. DISCUSIÓN INTERNA. Discute contigo mismo de la misma forma en que lo harías con otra persona. Rebate con creatividad y firmeza tus propias creencias: "Quizá esté exagerando. A lo mejor no han sabido valorar mis talentos y habilidades. Quizá no sea el puesto adecuado para mí y seguro que, tarde o temprano, encontraré lo que busco."
  5. ENERGÍA. Toma conciencia de la energía que esta discusión interna ha liberado: "Me siento más tranquilo y animado. Tengo más esperanza de encontrar algo a mi medida. Ya he vuelto a iniciar la búsqueda de nuevas oportunidades de trabajo". 
Durante un ataque de pesimismo, solemos escoger las causas más generales, permanentes y destructivas: "soy un idiota", en lugar de "no estudié lo suficiente". 
El objetivo es buscar las alternativas posibles, y aunque no te convenzan, al menos sembrarás dudas razonables respecto a la interpretación negativa de las cosas. La práctica del optimismo no se trata de negar la interpretación más destructiva sino de equilibrarla con otras posibilidades. 

En algunos casos no habrá manera de negar el infortunio, pero siempre puedes minimizar las consecuencias. Debemos buscar interpretaciones positivas que apunten a causas generales, permanentes y personales: "el examen lo aprobé porque conozco la materia". 

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